Enfermedad de pico y plumas (PBFD)

By on 1 febrero, 2014
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Es una de las enfermedades mas problematicas del mundo de las psitácidas debido a que no tiene cura y su desenlace es fatal en casi todos los casos, sittichpolyomaacabando con la vida del ave; esto sumado a que se trata de una enfermedad bastante contagiosa y con presencia de portadores asintomáticos, es lo que hace que sea muy temida entre aficcionados a las psitácidas.

El gran riesgo de esta enfermedad ocurre en los lugares donde se acumulan psitácidas de diferentes orígenes sin testar, como naves de cuarentena, criaderos donde mezclan diferentes especies sin ningún control ni medida sanitaria, sobre todo en lugares mal ventilados, pues una de las principales vías de transmisión es el polvillo de las plumas.

Esta causado por un virus ADN sin envuelta, con muchas variantes pero sin ninguna preferencia de especie o variaciones de patogenicidad conocidas, aunque si que se ha visto una variante que afecta mas frecuentemente a los loris. Esto de las variantes es muy importante a la hora de detectar el virus y las PCR deben ser diseñadas para detectar la parte “conservada” (la que es común en todas las variantes) de los virus, ya que es idéntica en todos ellos. También hay PCR especificas según variante, que también pueden ser empleadas si buscamos algo en concreto. El agente etioloico se conoce desde 1998 y fue aislado en USA.

Es un virus que afecta solo a las psitácidas (otros grupos de animales tienen su circovirus propio, como el de la paloma o el del cerdo) y afecta de forma mas grave y frecuente a psitácidas del viejo mundo, siendo casos mas raros en loros americanos.

Los animales infectados diseminan el virus mediante heces, polvillo de plumas y las secreciones del buche. La infección se adquiere por via inhalatoria, ingestión del virus o por la no demostrada penetración por el epitelio folicular de la bolsa de Fabricio. Se sospecha de transmisión vertical (de madres a crias mediante el huevo), pero aun no está aclarado este tema pero si se ha visto que la enfermedad predomina en pichones y adultos jóvenes. Muchas de las aves se infectan y no desarrollan la enfermedad, pues esto depende de la edad, especie aviar y posiblemente la variante vírica.

La replicación vírica tiene lugar en varios tejidos de las aves, entre ellos el timo, la bolsa de Fabricio, el buche, el esófago, el intestino, las plumas y la piel. Hay una lesión muy característica, que es la displasia de folículo y se produce por la necrosis y la lesión sobre la vascularización que hace el virus sobre el folículo afectado. También se produce una necrosis de la bolsa, timo y posiblemente los leucos circulantes que se traduce en una inmunosupresión. Ello tiene como consecuencia, enfermedades concomiantes que aprovechan de que el ave no tiene las defensas correctas y que pueden acabar con su vida.

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Algunas psitácidas especialmente afectadas son cacatúas, eclectus, periquitos y loris australianos y de Oceania. Los psitácidos africanos como los yacos y los agapornis son especialmente susceptibles a la infección incluso en estado salvaje, aunque se ha visto mayor predisposición a desarrollar la enfermedad en agapornis mutados que en su variante ancestral. Los psitácidos neotropicales (amazonas, caiques, etc.) se infectan con poca frecuencia y raramente desarrollan la enfermedad y la enfermedad en estado salvaje no está documentada.

cacatúa afectada:

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Periquito afectado:

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eclectus afectado: con sobrecrecimiento de pico y pérdida de plumaje. Padecía PBFD y muda francesa, con insuficiencia renal secundaria.

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Los síntomas dependen mucho de la especie, pero a grandes rasgos tenemos dos tipos de cuadro, el crónico y el agudo y dependen fundamentalmente de la edad del animal, especie incluso posiblemente, de la variedad de virus. Cuanto a edad, los animales jóvenes suelen sufrir más frecuentemente la forma aguda, mientras que los adultos son más afectados por la forma crónica.

Los síntomas a grandes rasgos, son:

–      Despigmentación del plumaje (cambios en el color)

–      Problemas de muda (las plumas no son correctas)

–      Ausencia del polvillo del plumaje de los yacos y las cacatúas

–      Crecimiento anormal de plumas y pico

–      Síntomas inespecíficos, como vómitos, embolamiento, etc.

despigmentación en princesas de gales afectadas por el virus:

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Según las especies, podemos ver cuadros diferentes:

Cacatúas: son las mas afectadas por el virus y son las que sufren la enfermedad en estado salvaje. La forma mas común que tienen de padecer la infección es la crónica y suele aparecer en animales mayores de 10 meses mostrando los signos clínicos en un margen de 6 meses a 3 años. El primer signo que podemos ver en estas especies es la falta de polvillo blanco, que se manifiesta con un aspecto brillante del pico. También vemos problemas asociados con la muda y si miramos con detenimiento, podemos ver cañones afectados. Las lesiones de pico son frecuentes en la Corella, la galah, la cacatúa abanderada, la cacatúa de las Molucas y la cacatúa sulfúrea mientras que suelen ser raras o estar ausentes en otras especies. Se dan en las fases finales de la enfermedad en casos crónicos. Suele haber sobrecrecimiento (por hiperqueratosis), fisuras y necrosis. En jóvenes cacatúas (aun en el nido) vemos cuadros inespecíficos de depresión y regurgitación junto a un cuadro de plumaje, donde destacaremos la presencia de constricciones anulares. Los pichones también pierden los cañones con mucha facilidad, tienen molestias si son tocados y carecen del famoso polvillo de las plumas. La enfermedad aguda en pichones se suele dar en albas y sulfúreas.

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Plumas distróficas en las alas de una cacatúa alba:

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Yacos: la frecuencia en casos de esta especie se esta viendo en aumento , debido a la susceptibilidad de los yacos a padecer la infección y el gran numero de yacos con los que se esta comercializando últimamente, en muchos casos sin ningún control sanitario. En yacos jovenes también vemos el cuadro agudo que causa síntomas inespecíficos (como embolamiento, apatía, diarreas, etc.) seguido de mortalidad, en pichones de 7 semanas a 9 meses. Otros síntomas que también solemos ver en yacos infectados es la presencia de plumas rojas/rosadas aisladas en el cuerpo del ave (cabeza, alas, pecho…) aunque el diferencial de estas plumas es bastante amplio. En el caso de los yacos, no siempre muestran cuadro de plumaje anómalo, y las aves adultas pueden no presentar ningún síntoma actuando como portadores asintomáticos y esparciendo los circovirus entre sus polluelos o entre el resto de las aves que convivan con ellos. Otra lesión común en yacos afectados es una necrosis aguda hepática, que causa la muerte del ave en menos de dos semanas si no es eutanasiada antes.

Pichón de yaco afectado, con retraso en el crecimiento  y plumas alteradas:

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Yaco adulto infectado: ausencia de plumas, presencia de plumas rojas en el cuerpo:

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Agapornis: la infección es muy frecuente en agapornis estadounidenses. Un estudio reveló que más de un 40% de las muestras de agapornis remitidas a un laboratorio de genética fueron positivas, y que en Texas, los aviarios analizados mostraron una prevalencia de incluso el 60%. Esto es debido, a que muchos agapornis se infectan sin desarrollar el cuadro clínico de la enfermedad. El cuadro clínico se da principalmente en adultos jóvenes mostrando en ese caso cuadros de mal plumaje, mudas retrasadas, folículos distroficos, incluso llagas debajo de las alas. El característico un cuadro de alopecia alrededor de los ojos. Los agapornis pueden sobrevivir a la enfermedad y convertirse en portadores asintomáticos, esparciendo la enfermedad. Los agapornis son especialmente peligrosos en la epidemiologia del PBFD debido a que son aves muy poco controladas, que debido a su bajo precio y a su gran comercialización pasan por muchas manos, pudiéndose infectar de forma asintomática fácilmente y esparciendo la infección en diversos aviarios. Un estudio hecho en Australia, revela que hay una significante mayor prevalencia de PBFD en animales mutados que en ancestrales.

Progreso en un agapornis infectado:

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En el agapornis vemos pérdida progresiva del plumaje t necrosis final del pico.

Periquitos: la enfermedad en esta especie esta muy poco definida, ya que ha sido confundida mucho tiempo o tratada de el mismo modo que la muda francesa (poliomavirus). Según autores, el cuadro en periquitos es muy parecido que el cuadro de polioma (aunque es cierto también, que ambas infecciones se pueden dar a la vez), dando aves con un plumaje aparentemente normal excepto por la falta de primarias y secundarias y conociéndose estas aves como “corredoras”.

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Periquito infectado, con pérdida severa de las plumas de vuelo:

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Plumas distróficas del mismo periquito:

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Eclectus: el cuadro en eclectus es muy similar al de los agapornis, pudiendo dar anormalidades en el plumaje, alopecias alrededor de los ojos y en la cabeza, con presencia o ausencia de cañones distroficos y con alteraciones de la coloración, viéndose presencia de plumas amarillentas en los machos y blanquecinas en las hembras. Los eclectus son posiblemente la especie mas susceptible a la enfermedad, pudiendo dar cuadros agudos incluso en aves adultas.

Loris: los loris tienen una variante del virus mas especifica (que también afecta frecuentemente a agapornis) que causa un cuadro muy variable, desde asintomático hasta perdida de las primarias y secundarias (como en los peris) y otros signos menos específicos (sobrecrecimiento de pico, mudas mal hechas, etc.) tanto en loris arco iris salvajes como en aves mantenidas en cautiverio.

distrofia en primarias de un lori

Loros del nuevo mundo: solo hay documentados un 3-5% de casos en estas especies de psitácidas tomando datos de un laboratorio estadounidense. La clínica en estas aves es muy rara, pero cuando se da hay cuadros muy similares al de las cacatúas, en aves adultas y en pichones. Los psitácidos neotropicales pueden sobrevivir a los signos clínicos, lo que no se sabe es si quedan como portadores asintomáticos (como los agapornis) o realmente negativizan.

PBFD en caique:

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Infección en guacamayos: vemos un cuadro de picaje severo.

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El diagnostico de la enfermedad es mediante PCR (puede determinar portadores asintomáticos), que se debería hacer un mes después del contacto de riesgo o ante síntomas clínicos, debido en el primer caso, que aunque el loro debería dar positivo a los dos días post-infección, se han dado casos de falsos negativos en ese supósito. También hay otros métodos diagnosticos igualmente efectivos, como la biopsia de folículo y la biohistoquimica. La sensibilidad y la especificidad de la PCR es muy elevada, por lo tanto, un positivo es con toda seguridad, un ave infectada de circovirus (salvo errores laboratoriales o contaminaciones de muestras). Las muestras se deben manipular con cuidado, ya que este virus las puede contaminar fácilmente, dando casos de “falsos positivos”. En el caso de las aves jóvenes que dan positivo sin tener síntomas, se suelen retestear a los 3 meses ya que en algunos casos, estas aves eliminan el virus de su organismo negativizando. Esto es muy poco frecuente en el caso de aves adultas.

Sospecharemos de la enfermedad en cualquier cuadro de picaje, ya que los problemas en los folículos suelen causar picor intenso:

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Hoy en dia, no existe tratamiento efectivo contra la enfermedad y todo son tratamientos experimentales de alto coste económico y dudosa efectividad. Hay en estudio una vacuna que pronto saldrá al mercado, pero hoy en día aun no está disponible en nuestro país.

La medida recomendada a aplicar ante un caso positivo confirmado es la eutanasia del animal puesto que la enfermedad no tiene cura y se trata de un peligro biológico para el resto de aves.

En caso de aves de elevada estima, aves de elevado valor genético y dueños muy responsables y concienciados, en lugar de la eutanasia se puede proceder a un tratamiento sintomático de la enfermedad, para aumentar la calidad y la esperanza de vida del pájaro; en ese caso, hay que estar muy concienciado de lo que significa tener un ave infectada, del peligro potencial que supone para otras aves (es impensable si tenemos más psitácidos sanos en casa) y de que el animal, pese a recibir tratamiento, poco a poco se irá degradando. En este caso, se deberán dar reforzantes de las defensas, tratamientos contra infecciones secundarias, control de la temperatura en caso de que el ave pierda todas las plumas, papilla liquida en caso de necrosis del pico… hasta que el nivel de sufrimiento del animal sea tan elevado, que lo mas humanitario sea su eutanasia.

Periquitos afectados en un aviario:

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El control de esta enfermedad es muy importante aunque es muy difícil debido al elevado coste que tienen los análisis de la enfermedad, muchas veces mayor que el valor de las propias aves (cuando hablamos de especies pequeñas); esto, junto a la dejadez y la ignorancia de muchos propietarios, inconscientes de lo que supone la enfermedad es lo que hace que sigamos teniendo casos y casos de PBFD y que la erradicación no llegue nunca a término. Algunas medidas a tener en cuenta en su prevención, son las siguientes:

–      Hacer buenas cuarentenas y aislamientos de nuevas aves.

–      Comprar solo aves en lugares “de confianza” en los cuales se sepa como mínimo que no acumulan ingentes cantidades de pájaros, hay buena ventilación o toman medidas de bioprofilaxis como vaciados sanitarios.

–      Realizar a ser posible, PCRs a todas las aves nuevas posteriormente del periodo de cuarentena y antes de entrar en contacto con el resto de nuestras aves. Esto es una medida muy impopular por su elevado coste, pero que puede ahorrar más de un disgusto, sobre todo si se mezclan agapornis con yacos o con cacatúas.

–      Evitar mezclar especies susceptibles con especies resistentes.

–      Eutanasiar todos los animales positivos y realizar una correcta gestión de los cadáveres (incineración)

–      Comprar material (alimentos, juguetes, perchas, etc.) en almacenes donde a ser posible, no vendan psitácidos o los tengan totalmente separados de dicho material; también se puede hacer un desinfectado del material antes de ser utilizado.

–      Realizar buenos lavados y desinfecciones de las instalaciones; desgraciadamente el virus es muy resistente a nuestros desinfectantes habituales.

–      En caso de brote, aislar y eliminar los animales positivos y todos los que se encontraban junto a ellos, re-testear el resto de animales al mes, debido a que pueden estar infectados pero aun no eliminar virus. Se aconseja en ese caso, hacer un vaciado sanitario de mínimo 3 meses y pasar las aves negativas a unas nuevas instalaciones. Es muy importante testar a todas las aves que hayan estado en contacto prolongado con psitácidos positivos, puesto que el que haya un solo positivo mas, puede desencadenar una catástrofe y si solo testeamos una parte de dichas aves, el positivo nos puede pasar desapercibido. Y no tiene porque mostrar ningún tipo de síntomas, especialmente si es un yaco adulto, un agapornis o un amazonas.

Infección en aves silvestres:

Rosella de pennat

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3 Comments

  1. GLORIA

    11 febrero, 2014 at 21:39

    Hola.
    Tengo 13 agapornis en casa, mi primer porni, que compré en una tienda hace un año, se le cayeron las plumas de la cola en septiembre,(cuando llevaba 10 meses en casa y con otro compañero en la jaula) estamos en febrero y no le volvieron a salir, he pensado que podría ser picaje, él se hurga mucho entre las plumas y he observado en el suelo muchas veces plumas distróficas, aunque últimamente ya no las veo por el suelo, él está activo y no he observado otros cambios. Puede ser picaje? Gracias.

  2. Maritza

    26 septiembre, 2014 at 16:27

    Hola.

    Tengo 2 agapornis en casa desde hace dos anos, solo que desde un dia al otro el macho a empezado a perder las plumas y el pico se lo veo difirente como si lo fuese a mudar pero con un color negro con agujeros, por favor necesito de su ayuda para saber que debo hacer. Mil gracias.

  3. isa

    10 mayo, 2015 at 13:00

    hola.
    mi agapòrnis lleva casi 5 años sin plumas, y es feliz, el comienzo fue su pico que casi se le cae, hoy dia lo tiene perfecto,con mucha paciencia y varias veces al dìa le ponia de una planta de aloe vera.

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