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La necropsia en aves

¿Qué es y para que sirve una necropsia?
Una necropsia es una autopsia de un animal. Se trata de abrir un animal fallecido para estudiar sus órganos y tratar de dar con la causa de su muerte. Hay que tener en cuenta siempre el tipo de animal muerto, las circunstancias y sobre todo el enfoque de nuestra colección (ocio, cria, etc.) La necropsia tiene dos partes:
– Estudio macroscópico: se estudian los tejidos y los órganos de los animales a simple vista.
– Estudio microscópico: se envían las muestras de los diferentes órganos a un laboratorio de histopatología que buscará lesiones microscópicas en los órganos y los tejidos. También puede incluir estudio de posibles patógenos (estudio microbiológico).
Dependiendo de nuestro caso particular, deberemos exigir un nivel de detalle u otro. Si queremos hacer cualquier reclamación o es muy importante determinar la causa de la muerte de un animal deberemos hacer el máximo (macroscópico y microscópico) ya que solo con el primero podemos quedarnos cortos.
¿Cuándo hacer una necropsia?
Siempre que queramos reclamar algún fallecimiento o tratar de averiguar la causa de una muerte ya sea para prevenir en un colectivo (criaderos, colecciones zoológicas) o por cualquier otro tipo de interés.
Tengamos en cuenta que una necropsia debería ser hecha siempre por un veterinario o cualquier otra persona con experiencia. No solo se trata de abrir el ave sino de tener nociones de patología para saber diferenciar lo que es normal de lo que no lo es. Si no se tiene experiencia o conocimiento en necropsia y se tiene interés en saber de que murió el ave debería referirse este trabajo a un profesional.
El cuerpo del ave debería ser necropsiado cuanto antes mejor. Puede conservarse en la nevera hasta un máximo de 48 horas. Si en ese plazo no es posible enviarlo a necropsiar se congelará asumiendo las perdidas y modificaciones en los tejidos que se ocasionaran pero que son menores a las ocasionadas por la degradación bacteriana. El estudio bacteriológico de un cuerpo congelado no es posible, ya que dicho proceso acaba con gran parte de las bacterias patógenas.
Para realizar una necropsia deberemos contar con el siguiente material:
– Mesa metálica fácilmente lavable o empapador para colocar el cadáver encima
– Guantes de látex
– Mascarilla (para prevenir las zoonosis)
– Bisturí
– Tijeras
– Pinzas con dientes
– Hisopos estériles
– Botes de orina estériles
– Formol
– Libreta y bolígrafo para apuntar todos nuestros hallazgos
A continuación describiremos como se realiza una necropsia.
- Observación del cuerpo: nos fijaremos en su estado de carnes (si está delgada, obesa, etc.), la coloración de sus plumas (buscaremos plumas de coloración anómala para la especie), el estado de emplume (crecimiento, muda, presencia de picaje, etc.), el estado de los orificios corporales como la cavidad oral, las narinas, los oídos, los ojos, la cloaca (buscaremos restos de heces, mucosidad, líquido, cuerpos extraños, etc.) palparemos todas sus extremidades especialmente en las articulaciones en busca de fracturas, abultamientos, etc.
- Procederemos a retirar las plumas del cuello, pecho y abdomen del animal dejando la piel al descubierto. Nos fijamos en la coloración de la piel.
- Con el bisturí retiramos la piel. Nos debemos fijar en el color de la musculatura y en la presencia de hemorragias subcutáneas (típico de polyomavirus).
A posteriori retiramos la musculatura hasta dejar el hueso a la vista.
- Realizamos un corte en la comisura oral para observar la orofaringe. Buscaremos presencia de alimento, cuerpos extraños que puedan obstruir, placas blancas (cándidas, trichomonas, avitaminosis A) y observaremos el color de la mucosa.
- Elongar el corte por la piel del cuello en sentido longitudinal intentando no romper el buche. Podremos observar la tráquea y el esófago que abriremos a continuación. La tráquea debe ser limpia, sin presencia de contenido. En el esófago puede haber algo de contenido en algunos casos, por reflujo del buche si cuando murió lo tenia lleno. Deberemos describir como es el contenido, la cantidad que hay y observar las paredes. Podemos encontrar placas blancas en la mucosa del buche (cándidas, avitaminosis A).
- Con unas tijeras o unos alicates (dependiendo del tamaño del ave y su grado de calcificación) procederemos a cortar las costillas con mucho cuidado de no dañar los órganos. Antes de cortar siempre haremos presión hacia arriba para no cortar nada accidentalmente. Una vez cortadas, separaremos la tapa ósea de la cavidad celómica exponiendo todos sus órganos. Aquí también deberemos ver los sacos aéreos abdominales que deberían presentarse transparentes y sin vasos sanguíneos. Descartaremos la presencia de granulomas (aspergillosis, bacterianos, cuerpos extraños, etc.), de inflamación (aspecto turbio) o de líquido (exudados, hemorragias, etc.)
- Observaremos la topografía de la cavidad celómica: tamaño, color y posición de los órganos. Buscaremos cualquier anormalidad. Si se quieren tomar muestras para cultivo, es el momento.
- Procederemos a retirar los órganos para su posterior estudio: primero cortaremos en la unión del buche con el proventrículo para retirar el aparato digestivo fuera de la cavidad celómica. A medida que vamos desinsertando, tiraremos con suavidad hacia arriba o hacia un lado hasta llegar a la cloaca, que cortaremos. Junto al digestivo, nos llevaremos también el hígado y en muchas ocasiones, el corazón. Al final del intestino podemos encontrar la bolsa de Fabricio, visible en aves jóvenes.
- Deberemos observar al llevarnos todos los órganos en masa que no hay liquido libre en la cavidad (discriminar del liquido surgido al romper algún órgano por accidente o por la sangre de la manipulación). Buscar presencia de coágulos.
- Observaremos el corazón: tamaño de los ventrículos, aurículas y coloración. Descartaremos posibles roturas (causa frecuente de muerte en aves estresadas)
- Abriremos el proventrículo y el ventrículo y observaremos su contenido y el aspecto de su mucosa. Hay que buscar presencia de úlceras, parásitos, sangre u contenido extraño. También nos fijaremos en el grosor de su pared.
- Deberemos observar si los intestinos están o no distendidos (presencia de gas o inflamación). Procederemos a su apertura para buscar lo mismo en el caso anterior.
- El hígado debe ser rojizo oscuro, brillante y tapar casi en su totalidad al proventrículo. No se debe romper a la manipulación.
- Una vez retirados los órganos digestivos y el corazón, podremos observar los pulmones en la parrilla costal. Deben ser rosados, con ausencia de zonas consolidadas y ausencia de hemorragias y coágulos.
- También podremos observar los riñones en la zona distal del cuerpo, que deben ser de un color rojizo. Si el ave es adulta, podemos ver sus órganos reproductores que también valoraremos cuanto a tamaño, color y ausencia de masas u otros elementos extraños. En hembras en época reproductiva podemos ver los folículos activos en el ovario e incluso algún huevo en proceso de formación.
Una vez tengamos todos los órganos extraído del cuerpo del animal procederemos a introducirlos (enteros o piezas dependiendo del tamaño) en el bote en el que previamente hemos puesto formol para el posterior estudio microscópico. Esta parte es opcional pero puede darnos información muy importante especialmente si se sospecha de alguna enfermedad infecciosa que produzca lesiones patognomónicas o si no hemos visto nada que nos justifique su muerte.
Según el caso, podemos también abrir los senos del ave, abrir el cráneo para extraer el encéfalo o diseccionar la cara interna del muslo para ver el nervio ciático.
Los órganos en formol son enviados al laboratorio pertinente, que nos elaborará un informe detallado.
La suma de las circunstancias, síntomas previos a la muerte, hallazgos macroscópicos y hallazgos microscópicos nos indicarán cual es la causa más probable de la muerte del animal.
Cuestiones:
– Si se ve muy clara la causa de muerte en el estudio macroscópico (rotura de algún órgano vital como el corazón, cuerpo extraño obstruyendo la tráquea en su totalidad, huevo obstruido) se puede prescindir de la microscopia. Aunque en ocasiones el precio de la necropsia incluye ambos estudios. Hay que valorarlo.
– No siempre se puede saber las causas de la muerte del animal.
– Un cadáver aparentemente perfecto puede estar muy alterado microscópicamente. No hay que fiarse de las apariencias.
– En caso de que el animal haya sido eutanasiado o congelado previamente a la necropsia se debería notificar, ya que estos procesos pueden dar lugar a alteraciones que podrían confundir.
– Si se quiere hacer una necropsia para realizar una denuncia o cualquier reclamación oficial, esta debe realizarse en un sitio de referencia, tener estudio macroscópico y microscópico y en su informe ir bien detallados los datos del animal (número de anilla, chip, etc.) y los datos del propietario.
Artículo basado en experiencia personal.
Bibliografia usada: apuntes de Anatomia patológica y Anatomía patologica especia, licenciatura de veterinaria, UAB
Las imagenes pertenecen a la autora.
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