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Manejo de la puesta crónica en pequeñas psitácidas

By on 8 enero, 2016
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La puesta crónica de huevos es una patología muy frecuente en algunas especies de psitácidas como los periquitos, los agapornis y las ninfas, aunque también puede verse en especies de mayor tamaño como amazonas o guacamayos. El problema puede afectar aves de cualquier edad, pero es más típico en aves jóvenes, entre 9 meses y 3 años de vida.

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En la puesta de huevos, el ave gasta una cantidad increíble de recursos, ya sea proteínas, calcio o energía. La puesta de huevos es estimulada por diversos factores, como el exceso de alimento, la variedad en el mismo (aumento de verduras en los periquitos, por ejemplo), la presencia de aves del sexo opuesto, la presencia de nidos, la competencia de otras hembras, el aumento del fotoperiodo (días más luminosos) o el aumento de la humedad ambiental. Algunas hembras pueden incluso estimularse por la presencia de su propietario (hembras criadas a mano). En algunos casos, ponen huevos sin presencia de macho.

Uno de los mayores problemas de la puesta crónica es la hipocalcémia o bajada de calcio en el organismo. La cáscara del huevo tiene un gran contenido en calcio. Este calcio es obtenido de las reservas del organismo del animal, y si se consume más rápido que se repone, estas reservas pueden agotarse ocasionando problemas de salud como fragilidad ósea o problemas musculares (ya que el calcio está implicado en la dureza de los huesos y en la contracción de los músculos). La puesta crónica predispone a la retención de huevos en el aparato reproductor, ya que la contractibilidad del útero se ve reducida cuando las reservas de calcio bajan. Esto hace que la hembra no pueda expulsar el huevo y puede morir.

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Durante la puesta de huevos, la dieta es un factor muy importante. La puesta implica un desgaste de minerales, especialmente calcio y proteínas. Por ello, una dieta rica en frutas, verduras y una gama de semillas variada o un pienso formulado son una opción más que aceptable. Las aves alimentadas solo con semillas, corren riesgo de sufrir carencias alimenticias, ya que las semillas son pobres en calcio, pobres en aminoácidos esenciales y pobres en vitaminas.

Cuando ponen huevos, las hembras tienen tendencia a retener las heces. Esto hace que defequen en cantidad grande y muchas veces con mala olor.

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Si tenemos la mala suerte de tener una ponedora crónica, deberemos aplicar unas pautas de manejo para asegurar su salud y poder controlar el problema.

– Dieta variada y equilibrada. Una buena dieta base, es una garantía de que su salud no se verá resentida por la puesta de huevos.

– Hay que disminuir el fotoperiodo. Esto se hace alargando las horas de oscuridad del ave, ya sea bajando la persiana o tapando la jaula con una manta oscura. Esto hace que el ave produzca menos hormonas.

– No retirar nunca los huevos que pone. Si le quitamos un huevo, pondrá otro para sustituirlo.

– Retiraremos todos los objetos de la jaula que puedan estimularla reproductivamente. Nidos, espejos, saquitos, cajas, etc. En casos raros, las hembras pueden llegar a masturbarse en perchas o juguetes.

– Evitaremos tocarla por el lomo y la rabadilla cuando estén en celo.

– ponerle pareja no soluciona el problema.

– Evitar improntar las aves excesivamente. Un ave improntada, es un ave que se estimulará con la simple presencia de su propietario.

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